en un mar ignoto, lejano
para que habiten mis ojos,
así poder derramarlas,
dormir la tristeza que me traspasa
de la piel a los huesos,
de la sangre a la vida.
Recogeré lágrimas de amor
perdidas en el tiempo,
huérfanas en la noche,
tejeré un fino rocío con ellas,
que caiga sobre mi mirada,
lentamente la despierte,
albergue otra vez el bosque,
lo refleje en su profundidad
perdida, renacer…
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