POESÍA CONFESIONAL * Aquí resuena subterránea, la voz de mis demonios, ecos de sombras del pasado, sonidos de la oscuridad de un futuro que nunca llegará, dolor del presente inexistente siempre habitando la sangre, mordiendo los sentidos. Por encima de la oscuridad se impone un mundo nacido de los sueños, construido con manos amorosas, un bosque habitado por seres mágicos, un universo sin sombras ni dolor, un mundo alojado en la profundidad de una mirada sin límites. Escribo sobre este mundo, hecho sobre todo con la materia de los sueños de un ser que nació poema y se convirtió en mujer. También describo las sombras que habitan a los seres humanos, sus demonios, su dolor, sus pesadillas, la oscuridad, como una forma de mantenerlos alejados, prisioneros en su noche eterna.

lunes, 28 de octubre de 2024

Día sin fin

 



Sensación de día infinito, espiral de dias sin fin, esperando el cambio, ese cambio que
termine con este incesante devenir monótono, aturdidor.
Asciendo alejándome del frío asfalto, del laberinto de calles alborotadas, de las gentes
con rumbo fijo, ineludible; a lo lejos, dirijo a ti la mirada...
escudriñas el tiempo, me piensas cercano...siento tu piel que late en mi recuerdo.




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lunes, 14 de octubre de 2024

Sombra triste


 


Un niño juega bajo la luz de un sol agonizante,

su madre intenta reparar su alma, con hilo de fina esperanza.

Mira su labor con mirada triste, pero ve mucho más allá, ve su mundo

hecho de ilusiones vanas, de sueños incumplidos,

intentando sobrevolarlo, con sus alas rotas.

El niño mira al pasillo, apenas recorrido por la débil luz amarillenta,

intentando imaginar algo amable,

en su fondo impenetrable, en su temible oscuridad,

traspasada su piel, su alma, por una sombra triste,

que emana el planeta triste, sin luna, que habita su madre.

No puede darle su amor, no puede abrazarlo, ni darle su calor,

La paraliza el peso de los escombros de sus sueños rotos,

la deja a merced de esa luz triste, de sol moribundo.

sus almas se abrazan, sus vidas se separan, poco a poco.






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sábado, 9 de marzo de 2024

Caminante



Soy camino, mi propio camino,

Me recorro con desesperación,

con ansias de llegar al final, a veces,

con miedo de cruzar mi meta,

de encontrarme con la nada,

quizá una tierra desconocida,

extraña, ajena, solitaria.

Cuando no sea ya camino,

seré la nada, el todo, una pregunta sin respuesta,

infinitas respuestas incomprensibles,

del pasado, el presente, el futuro,

que ya no serán más que ecos inasibles.

Si después del final, algo queda de mí, que sean tus huellas,

la marca profunda de tus caricias,

el aire fresco de tus palabras acogedoras,

nombrándome, consolándome,

declarando que también soy tu camino,

tu recorrido y tu meta.

No paremos de andar, serenos,

sin esperar nada.

Que al final del camino seamos amor, y nada más.



 

***

martes, 2 de febrero de 2021

En pandemia

 


Te has ido sin palabras, sin aliento.

Me he quedado en silencio, sin consuelo.

¿Qué hacer con el adiós que no pudo ser,

la despedida imposible?

¿Qué hacer con las palabras de amor

que no pude pronunciar,

que no podrás jamás oir de mis labios,

ahora lacerados por el dolor?

Se me pegan gélidas,

como cristales de hielo, a la piel del alma.

Caen letra a letra sobre mi, hirientes;

crecen como la nieve, cada segundo más frías.

Inmóvil, sin fuerzas, te recuerdo como eras,

como serás para mi;

hasta que parta para siempre,

como una despedida imposible.


©


miércoles, 17 de junio de 2020

Perdido

                                                                                     
             

                                                                                            Madrid, 15 de junio de 2020

Perdido


Me perdí en la poesía, de tus ojos abismales, 

de calles solitarias, de vidas solo imaginadas, 

de sonidos y voces presentes, 

absorbidos por un silencio denso, 

Me perdí en la locura de la poesía, 

en una ráfaga de figuras tristes,

en el aire enrarecido de la peste, 

en una lúgubre sombra de ausencias, 

caminé perdido buscando una salida, 

entre árboles muertos, 

pisando una hojarasca invisible, 

envenenada de muerte y soledad. 

Caminé perdido con los pies desnudos, 

sobre un dolor infinito, 

de heridas abiertas, sangrantes, ya por siempre. 

Caminé con mis pies desnudos, 

más allá del dolor, de la desesperanza, 

hasta encontrarme una vez más,

transitando por tus sueños acogedores, 

esos que me rescatan de mis naufragios eternos, 

y me arrastran a la orilla de la cordura, 

hasta mi próximo viaje irreal, 

a través de mi locura.





©