Te has ido sin palabras, sin aliento.
Me he quedado en silencio, sin consuelo.
¿Qué hacer con el adiós que no pudo ser,
la despedida imposible?
¿Qué hacer con las palabras de amor
que no pude pronunciar,
que no podrás jamás oir de mis labios,
ahora lacerados por el dolor?
Se me pegan gélidas,
como cristales de hielo, a la piel del alma.
Caen letra a letra sobre mi, hirientes;
crecen como la nieve, cada segundo más frías.
Inmóvil, sin fuerzas, te recuerdo como eras,
como serás para mi;
hasta que parta para siempre,
como una despedida imposible.