Caigo con los días
los mismos días
en el mismo precipicio
como las hojas en
otoño,
siempre las mismas
con diferentes
nostalgias.
Caigo todos los días, el mismo día
en el abismo doloroso, repetido,
de esta soledad silente
pegada a la piel, siempre,
cada minuto, cada segundo,
el mismo segundo.
.
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