Un niño juega bajo la luz de un sol agonizante,
su madre intenta reparar su alma, con hilo de fina esperanza.
Mira su labor con mirada triste, pero ve mucho más allá, ve su mundo
hecho de ilusiones vanas, de sueños incumplidos,
intentando sobrevolarlo, con sus alas rotas.
El niño mira al pasillo, apenas recorrido por la débil luz amarillenta,
intentando imaginar algo amable,
en su fondo impenetrable, en su temible oscuridad,
traspasada su piel, su alma, por una sombra triste,
que emana el planeta triste, sin luna, que habita su madre.
No puede darle su amor, no puede abrazarlo, ni darle su calor,
La paraliza el peso de los escombros de sus sueños rotos,
la deja a merced de esa luz triste, de sol moribundo.
sus almas se abrazan, sus vidas se separan, poco a poco.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario