La impenetrable luz de tu mirada
atraviesa mi melancolía,
derrota el tedio de la tarde,
siembra en mis venas
dulces lágrimas de vida,
que luego mis ojos paren.
Irremediablemente caigo,
me dejo ir, seducido
por un vértigo irrevocable,
caigo, caigo
soñándote a raudales,
caigo al espacio infinito,
al universo inabarcable
hecho de sueños recobrados,
que habita entre tus manos.
.